martes, octubre 04, 2011

Esas nubes son fantasmas que echaron raíces en el mar.

Esa manera tan brusca de acariciarme. Ese beso olvidado dentro de mi pecho.
Tan seco, tan frío, tan áspero.
Y, Él.
Admirarlo despacito es lo mejor que he hecho. Darme cuenta de lo diferente que es de mí.
Causarme aversión mi propia aversión. Mi propio rechazo. Sentirme mentirosa, otra persona que nunca fui.
Ni seré.
Pero esa manera de conocerte, de indagarte, de prestarte un pedazo de mi piel, esa situación que nunca quise.
Que ahora me hace sentir diferente, insegura, impura. No buscaba, no investigaba, no quería estar cerca de ti.
Quería que te marcharas. Que salieras de un exhalo. Que nunca hubieras penetrado los poros de mi piel.
Soy disímil, lo que no quieres para ti. Una palabra, una letra, acciones. La que no quieres dejar ir. El sueño que no soñaste una vez. Aun no te das cuenta y no quiero que te percates. Tú no estabas tatuado en mi piel, no estabas contemplado, me irrumpes en un abrazo, me fracturas en un beso. Irrumpes con tu cuerpo de asesino. Tarde como siempre te llega la fortuna.
Y las sabanas que guardan tu calor me dicen que las tienda, que las espere, que me enrede en ellas y me deje sentir y surgir la fiebre que emanan.