sábado, julio 24, 2010

entre tirones de una noche.

Estoy confundida, apretada, sin respuesta.
Miles de sentimientos entran a mi alma, y mi ser no puede con ellos. Quieren salir a borbotones por mis ojos tal cual sangre. Me siento comprimida.
No sé que sentir. Es difícil.
Aquello a lo que tanto te aferraste con las uñas, tan fuerte, tan doloroso, acabo llevándoselas de un tirón, prensadas en la espalda a la que te agarrabas. Es doloroso quedarse sin ellas. Es doloroso que estén volviendo a salir.
Tengo miedo. No quiero lastimar a nadie.
Soy tan cobarde.
No sé si aun *** aquella espalda. Aquella que me lastimo tanto mis manos y que a la vez me dio tanto… no sé si podre sacarla tan rápido de mi ser. Me duele inmensamente me duele.
No puedo ser egoísta, no puedo ver por mí sin pensar en ti…

Y tú, tan aferrado, tan secreto, tan mágico.
Demuestras ser lo que nunca viví. Y eso me da miedo.
Miedo a esa felicidad mentirosa y momentánea de todos los tiempos y espacios.
¿Qué desean de mí?
No soy aquello que soñaste una vez.
Simplemente no soy nada.

Ahora en estos momentos la vida me pone el desafío más grande, juega conmigo, se burla y disfruta mi momento de tensión. Me deja sin respuesta, sin ánimos.
Pido una señal que me deje ver el camino. Pido con todo mi corazón, la decisión correcta. Doy todo por ella…
Deseo la felicidad infinita para ambos, aunque implique mi propia felicidad.
No importa sufrir otra vida, mientras ambos sean felices.
Déjame ver el camino correcto.